metropolis: Elfen Lied

Elfen Lied

Lucy, una nueva especie catalogada como Diclonius, escapa del laboratorio donde se encontraba recluida haciéndose paso gracias a un desconocido y letal poder, con el cual deja tras ella un auténtico baño de sangre. En el último tramo de su huida, frente al mar, una bala de francotirador la hace perder la consciencia y su cuerpo es llevado por la marea hasta una playa. Allí es donde Kouta y Yuka la encuentran, amnésica y con un desdoble de personalidad: ha pasado de ser la sanguinaria Lucy a una inofensiva y dócil Nyu, apodo con el que la nombran por ser la única palabra que sabe decir. Sin ningún indicio acerca de quién es o de dónde ha salido, deciden acogerla y dejarla vivir con ellos. Sin embargo, tanto Kouta como Yuka terminan dándose cuenta de que una organización desconocida está tras la pista de Nyu. Y por si fuera poco, parece que poco a poco la verdadera naturaleza de su nueva amiga vuelve a aflorar. Basada en el manga original del autor Lynn Okamoto (publicado entre los años 2002 y 2005), la serie de animación fue emitida entre julio y octubre de 2004. Es decir, mientras el manga continuaba en publicación, su adaptación animada había llegado a su fin. Por ello, la serie de televisión guarda importantes diferencias con su historia original. Sin embargo, en esta reseña tan solo fijaremos nuestra crítica en la serie de anime, aprovechando la edición de Elfen Lied de Japan Weekend Anime que se presentó en la Japan Weekend de Madrid hace unos días y que trae un nuevo doblaje al castellano.

Como hemos dicho, la historia comienza cuando Lucy consigue fugarse del lugar en el que estaba confinada. No es ni mucho una huida silenciosa, sino que la Diclonius avanza por los pasillos del complejo masacrando a todo aquel que encuentra en su camino. Ni ningún hombre ni ninguna bala es capaz de detenerla. Parece que un extraño poder es el que protege a Lucy de cualquier tipo de ataque, y que, además, también descuartiza y aniquila a todo el que intenta cortarle el paso. En un último intento de reducir a la fugitiva, al borde de un acantilado, un francotirador consigue alcanzarla de lleno en la cabeza, pero el casco que la protegía y ocultaba su rostro se rompe y desvía la bala. El impacto la deja totalmente inconsciente, lo que la hace caer al mar siendo así arrastrada por la marea hasta una playa, donde despierta y sufre su desdoble de personalidad. Paralelamente a estos acontecimientos, Kouta, el coprotagonista, llega al pueblo en el que residirá a partir de ahora, y donde se reencuentra con su prima Yuka después de ocho años. Juntos, van caminando hasta la playa, donde se encontrarán con una chica desorientada, desnuda, sin apenas capacidad de habla —lo único que dice es ‘nyu’— y con aparente amnesia, a la que llamarán Nyu y acogerán bajo su propio techo. La historia de Elfen Lied parece proponer, en resumidas cuentas, una profundidad psicológica en la que el Homo Sapiens Sapiens y el Diclonius son los dos bandos enfrentados. Los Diclonius, clasificados como una raza superior pero extremadamente peligrosa y letal, son enjaulados y sometidos a todo tipo de experimentos. Son llamados monstruos sangrientos, psicópatas, asesinos. La cuestión es, ¿no es el propio ser humano un pecador más hipócrita y más malvado, que ha torturado y atormentado durante quién sabe cuánto, a los Diclonius? ¿No sería, entonces, la naturaleza homicida que mostró Lucy en el primer episodio una reacción al trato recibido por los humanos, una forma de supervivencia?

Así comienza a desarrollarse esta historia, que durante trece capítulos se relatará de forma considerablemente acelerada y atropellada. En muchas ocasiones nos encontraremos frente a sucesos importantes a los que no les dedican el tiempo necesario para asimilar o darles siquiera la relevancia que aparentan tener. Es más, parece que ni siquiera los propios personajes tienen apenas un momento para fijarse en la trascendencia de los hechos que ocurren a su alrededor, por lo que da la sensación de que hasta las situaciones más inverosímiles son asimiladas y olvidadas con demasiada rapidez. El final de la serie concluye con la misma sensación de atropello, dejando cuestiones abiertas y sin resolver, y otras cerradas con prisa y a la fuerza. En resumen, nos dan unos capítulos finales que cierran la historia con calzador y dan por terminado puntos de la trama que han quedado inconclusos. Los personajes principales, prometedores al principio por una historia que planteaba esa cierta profundidad psicológica, se acaban viendo mermados por un desarrollo mediocre y con un carácter prácticamente plano.